La Encuesta Social COVID-19 surge de la necesidad de contar con información oportuna y estadísticamente representativa, relativa a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia por COVID-19 en las condiciones de vida de los hogares del país.
Las limitaciones al desplazamiento y las medidas de distanciamiento social implementadas para reducir la propagación de contagios han impactado sobre las condiciones socioeconómicas de la población. Ello ha impulsado a las personas y los hogares a enfrentar esta emergencia considerando distintas estrategias, teniendo efectos potenciales en el acceso a alimentos, conciliación de tareas al interior del hogar y la salud mental.
Por lo tanto, el objetivo principal de la encuesta es conocer las necesidades emergentes de los hogares en el contexto de la crisis del COVID-19, a fin de contribuir con insumos de información que fortalezcan el diagnóstico y permitan al Gobierno tomar acciones para mitigar los impactos directos e indirectos de la pandemia en la dimensión socioeconómica.
La Encuesta Social COVID-19 considera indicadores medidos tanto a nivel de individuos como de hogares e incorpora variables territoriales, de género y de tipología de hogares, entre otras, de modo de sensibilizar el diagnóstico a la experiencia concreta y particularidades que revisten los diferentes procesos en curso.
La encuesta es una iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en conjunto con el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y en alianza con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDSF).
Actualmente, se han realizado cuatro rondas de la encuesta: la primera durante julio del 2020, la segunda durante noviembre de 2020, la tercera durante julio de 2021 y la cuarta durante noviembre de 2021. Además, se pone a disposición dos paneles de datos conformados por las rondas 1, 2 y 3; y por las rondas 1 y 4.